Una paisana gallega se fue a trabajar a Madrid como chica de servicio.
A los pocos dias de estar en la capital se ligo a un madrileño y se fueron a pasear.
Ella trataba de que no se le notase el acento gallego, pues temia que si el se daba cuenta, no la querria. Por ello puso mucho cuidado al hablar, no sea que fuese a meter la pata.
Durante el paseo, llegaron a un parque ya lli entre los arboles, el chico empezo a meterle mano.
Carmiña, que asi se llamaba nuestra "protagonista", le dice de pronto: hay Carliños que me caigo, que me caigo Carlos, me caigo.
El la agarra fuertemente con las dos manos por detras y en una de ellas que tenia justo en el trasero, noto algo viscoso, olio la mano y dice.
Carmiña, esto es mierda. Y dice ella.
Ya te dije que me caigaba, ya te dije que me caigaba