Hablar por boca de ganso.
Antiguamente, los hijos de los nobles y de los ricos eran formados y educados por una especie de monitor o ayo llamado, precisamente, ganso. Estos gansos o ayos ejercían una función educativa y pedagógica, por lo general rígida y dogmática, es decir, algo equivalente a lo que hoy llamamos "enseñanza enciclopedista". De manera que, los niños repetían casi memoriosa y literalmente lo que habían escuchado de boca del ganso, y como casualmente estos gansos solían caminar por los caminos de palacio seguidos por los niños en fila india -tal como marchan los gansos con sus crías- la tradición popular se encargó de acuñar la frase hablar por boca de ganso, para dar a entender que alguien repite lo que otro ha dicho, como si fuera propio, pero sin el correspondiente discernimiento.