Una bala perdida fué a parar al pecho de Xio, un rictus amargo se pudo percibir en su cuerpo lleno de sangre, pero una sola bala no era suficiente para desestabilizar ese alma errante. "Tranquila", le dijo Sve al verla en el suelo herida, "de cosas peores has salido". Sin embargo, esta vez todo era distinto, ¿cómo has hecho la estupidez esta, pregunto Chachote?. "Era mi obligación", dijo Xio. Cuando todo parecía estar acabado para Xio apareció el brujo Lampinor y erigió un hechizo: ¡Sana, paladín de la equidad!, produciéndose rápidamente la transformación de la muerte a la vida, aquello se salía de lo que los allí presentes entendían, pero una vez más la brujería superaba a la muerte y la magia negra comandaba por esos lares, como el amigo Nikolovsky, conquistaba todo territorio del sur de Urinea y la parte norte del valle de Sanabristán. De pronto, Xio