Para conseguir un delicioso y tierno pulpo, con una cocción justa vamos a darte una serie de consejos con los que no fallarás y conseguirás que quede en su punto.
Limpia el pulpoAntes de nada tienes que quitarle las vísceras que se encuentran en la cabeza, ¿cómo? Muy sencillo mete la mano en la cabeza y dale la vuelta, después lávalo bien. Ahora llega el turbo de la boca -una especie de uña que se encuentra en el centro del pulpo, donde se unen todos las patas- utiliza una tijera para retirarla. Una vez hecho esto lávalo muy bien para eliminar cualquier resto de vísceras y además eliminar esa especie de telilla gelatinosa que lo recubre.
Rompe las fibrasAhora mételo en el congelador de dos a tres días para que, como ya hemos comentado, se rompan las fibras y quede tierno. Pasado este tiempo lo pasamos del congelador a la nevera y dejamos que se descongele de forma progresiva sin perder la cadena de frío. Una vez que tienes el pulpo descongelado coge un cuchillo bien afilado y corta la membrana que separa cada pata del pulpo para que cuando lo cuezas no se abra y quede con la forma adecuada.
Asusta al pulpoPon una olla grande con agua a hervir y cuando dé el primer hervor sumerge el pulpo en el agua hirviendo y vuélvelo a sacar. Repite esta operación un par de veces más. A esto se llama asustar al pulpo y evita que el pulpo se despelleje cuando lo cuezas. Muy importante.
A cocerAhora ya tienes el pulpo totalmente listo para cocer. Mete el pulpo de nuevo en la olla y cuécelo unos 20 minutos por kilo de pulpo. Como ves dependerá del peso de tu pulpo por lo que también deberás ir vigilándolo cada 10 o 15 minutos y pincharlo con un cuchillo para comprobar que está tierno. Una vez que te has asegurado que está tan tierno como te gusta, apaga el fuego y déjalo reposar unos 10 minutos
Y…a comer
Ya tienes el pulpo listo para comer. Si lo vas a degustar de la forma tradicional, a la gallega o a feira corta las patas o tentáculos con una tijera y disponlos sobre una cama de láminas de patatas cocidas, échales por encima sal gorda, pimentón –dulce o picante- y un chorro generoso de aceite de oliva virgen extra. Ya está listo.