Compuesta por agua en un 90%, la tónica se ha convertido en una de las bebidas sin alcohol más consumidas. ¿Motivos? Entre otros, su poder digestivo.
Su gas carbónico, el que otorga el sabor amargo a la tónica, facilita el proceso de digestión y es recomendado para personas con estreñimiento.
Contar con un 90,8% de agua en su composición, deja muy poco porcentaje al resto de ingredientes, por lo que los hidratos de carbono son casi inexistentes y la convierte en muy útil en dietas.
Tiene mucho azúcar, pero tomándola con moderación puede tener una función similar a las bebidas isotónicas: reponer la hidratación perdida a lo largo del día.
Regula el sistema nervioso gracias a la quinina que nos proporciona efectos tonificantes.
Contiene propiedades analgésicas y antipiréticas.