La Junta Electoral Central puede suspender las elecciones del 23-J en caso de atasco en el voto por correo y ante una oleada de calor
El bloqueo de 300.000 votos por correo puede alterar el resultado electoral, y la anunciada ola de calor convertir los colegios electorales en un infierno.
Sin las plenas garantías democráticas no se pueden celebrar las elecciones generales del 23 de julio donde, a la vista de los resultados del 28M en el cómputo nacional de los comicios municipales, solo poco más de 300.000 votos separan la victoria del PSOE o del PP. Ello aunque el triunfo de Feijóo sobre un Sánchez en declive será probablemente más abultado y el ‘cambio de ciclo político’ se confirmará.
Pero estamos viendo largas colas de toda España de ciudadanos, puede que algunos millones y por las fechas vacacionales, están solicitando el voto por correo. Lo que puede generar un gran atasco en el servicio de Correos (donde dicen haber tomado precauciones) impidiendo que cientos de miles de ciudadanos -entre los 37 millones del censo actual de votantes- puedan ejercer su derecho al voto el próximo 23J.
Lo que de producirse, y si algún partido presenta ante la JEC las oportunas y legítimas impugnaciones y reclamaciones, obligaría a suspender y aplazar el proceso electoral. Probablemente hasta al domingo día 24 de septiembre, tras interrumpir el vigente proceso electoral.
Lo que se llevaría a cabo de manera brusca e inédita en la historia reciente de España, y lo que sería otro fracaso mayúsculo, sin duda el último, de la presidencia de Pedro Sánchez.
El que, en ese caso, no volvería a ser el candidato del PSOE a La Moncloa sino que sería sustituido de urgencia por quien decida, en una convocatoria de urgencia, el Comité Federal del PSOE. Entre algunos de los nombres que suenan como sucesores de Sánchez están los de Eduardo Madina y Carmen Calvo, y entre dirigentes senior del Partido los de José Bono y Josep Borrell.
Esta sería sin duda una situación extrema y de mayor gravedad que puede que no ocurra. Pero que, vistas las apremiantes circunstancias en las que se han adelantado las elecciones del 23J, tampoco se debería descartar.
Por lo que el servicio nacional de Correos deberá tomar excepcionales medidas para hacer llegar las papeletas a los votantes a sus domicilios o lugares de residencia en las vacaciones. Los que en muchos casos no disponen de infraestructura adecuadas para una situación tan especial.
La ola de calor, otro agravante
Ocurre también que, para la segunda quincena del mes de julio y visto lo que en esas fechas ocurrió el pasado año, gran parte de España estará según algunos pronósticos meteorológicos, bajo la influencia de una ola de calor de más de 40 grados a la sombra en muchas ciudades y pueblos de España.
Lo que también podría considerarse, por la Junta Electoral Central, como un agravante que dañaría las garantías democráticas del proceso electoral. Dado que un porcentaje muy alto de los 60,000 colegios electorales del país no reúnen las condiciones de habitabilidad de esos ‘colegios’ por ausencia de aire acondicionado y de ventilación suficiente.
Especialmente aquellos ciudadanos que han sido llamados a integrar las mesas electorales y deberán pasar, en muchos casos y en esos colegios a una temperatura infernal, casi un total de 12 horas. Entre otras cosas por el problema añadido del voto por correo en el recuento final de los sufragios.
Y no perder de vista el impacto que puede tener la ola de calor en las colas de votantes que se acercarán a los colegios electorales bajo el sol abrasador y especialmente en lo que se refiere a las personas mayores, los ancianos de la tercera edad.
Y ¿no conocían el presidente Sánchez y sus asesores estos riesgos cuando decidieron adelantar las elecciones al 23 de julio? Pues claro que lo sabían y puede, incluso, que buscarán ese contra tiempo vacacional, para conseguir que en estos comicios no fuera muy alta la participación electoral.
Pero puede que esa decisión mal intencionada de Sánchez también se le vuelva en su contra porque constituirá un malestar añadido de los electores progresistas a los que Sánchez llevó a la derrota el 28-M.
Y sobre todo de aquellos miles de votantes socialistas (y sus familias) que han perdido sus empleos públicos en la Comunidades y Ayuntamientos que les arrebato el PP. Y no digamos en lo que se refiere a aquellos ciudadanos a los que Sánchez les ha estropeado las vacaciones porque quieren votar.
En todo caso, hay que estar muy atentos a cómo discurre el voto por correo de cara a la cita electoral del 23-J y de especial manera deber estar vigilante la Junta Electoral Central.
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