EL PALACIO CON MÁS ESTANCIAS QUE VERSALLES
Conocido como Reggio di Caserta, este complejo se levantó a imagen y semejanza del hito francés.
El Palacio de Versalles marcó un antes y un después en la arquitectura mundial. Y no solo por sus Sala de los espejos o por sus inmensos y delicados jardines. Supuso, en cierto modo, el hito hecho edificio de la monarquía absoluta francesa, un referente royal que, pese a acabar como acabó, sentó las bases de toda megalomanía moderna. La cuestión es que, tras la inauguración de sus aposentos principales en 1710, numerosos regentes, muchos ellos emparentados con la dinastía borbónica, decidieron imitar su grandeza e, incluso, superarla.Este fue el desafío que se planteó nuestro Carlos III, también rey Nápoles y Sicilia, cuando mandó construir, en unos terrenos en Caserta, cerca de Nápoles, un palacio que igualara o superara en espectacularidad al de los Borbones galos. Para ello contrató al arquitecto del papa Clemente XII, Luigi Vanvitelli, quien proyectó un delirio barroco que no solo destaca por la decoración interior -elaborada en parte con mármoles traídos de Pompeya-, también por sus dimensiones. Y es que en esta guerra de egos, Carlos III se llevó una pequeña victoria moral al auspiciar una mole con 1.200 estancias, superando con creces las 700 del Palacio de Versalles. Eso sí, este hito quedaría rápidamente ridiculizado años después, cuando la ampliación del complejo francés y el añadido de más edificios hizo que la suma superara las 2.000 habitaciones. Porca miseria...