Diada reducida en Cataluña por la pandemia y fracaso del ‘procés’: presos, prófugos y crisis en el PDeCAT
Torra, a punto de ser inhabilitado, tiene su Gobierno roto y duda sobre la celebración con Sánchez de la Mesa de Diálogo que pide ERC
Aunque últimas encuestas catalanas sobre la intención de voto afirman que el soberanismo catalán volvería a conseguir el Govern y la mayoría absoluta del Parlament, la ausencia de unidad de las fuerzas soberanistas por culpa de la pésimas relaciones entre el prófugo Puigdemont y el preso Junqueras, y por la ruptura en tres pedazos del PDeCAT, hacen que la celebración de la Diada de este año haya sido menos intensa y más reducida.
Y eso a pesar de que esta fiesta soberanista es la primera que se celebra tras la sentencia condenatoria del Tribunal Supremo contra los jefes del fallido golpe de Estado catalán del otoño de 2017, su entrada en prisión y mientras sigue huido de la Justicia el ex presidente Carles Puigdemont.
Diada devaluada a lo que sin duda ha contribuido la crisis de la pandemia del coranovirus que ha castigado duramente Cataluña y ha obligado a suspender la manifestación de la Diada, para convertirla en unos 90 actos reducidos en otros tantos pueblos y ciudades con limitada presencia de ciudadanos. Los que han participado y escuchado discursos en unas pantallas de televisión, sentados en sillas y guardando la distancia de más de dos metros de separación.
El Gobierno de la Generalitat redujo su actuación a una ofrenda floral en la estatua de Casanova, en la que Torra exigió que el Gobierno de España y el Rey Felipe Vi pidan perdón por la ejecución de Companys y que se anule la sentencia.
Como suele ser habitual en esta fecha, grupos violentos independentistas han llevado a cabo sabotajes contra la línea del AVE Barcelona-Figueras y se han quemado fotos de la Familia Real española.
Pero la Diada de este 11 de septiembre es la constatación del fracaso del ‘procés’ y del continuo y creciente deterioro de la convivencia en Cataluña, y sobre todo de su situación económica porque se siguen marchando muchas empresas y además, ante la inestabilidad política y jurídica, y ello impide que llegen inversiones de España y del extranjero.
A lo que hay que sumar las enormes pérdidas que está sufriendo el turismo en toda Cataluña y especialmente en Barcelona, donde el deterioro de la vida económica y del desempleo no dejan de crecer.
Ahora y en los próximos días falta por ver si Sánchez y Torra fijan una fecha para la Mesa de Diálogo donde Torra y los representantes de ERC le van a pedir a Sánchez una ‘amnistía’ -que es ilegal- para los presos y los prófugos y la celebración de la consulta de autodeterminación que es inconstitucional.
Y el próximo día 17 el Tribunal Supremo celebrará una vista sobre el recurso de Torra contra su inhabilitación decidida por el TSJC que sin duda alguna se va a confirmar y entrará en vigor de manera inmediata.
Por lo que Torra tendrá que abandonar la presidencia de la Generalitat, aunque él no descarta desobedecer y practicar -si ERC se presta a ello- un ‘fraude de ley’ para seguir mandando en el Govern desde fuera y sin que se nombre un sucesor en el cargo que interinamente ocupará el vicepresidente Aragonés de ERC.
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