Sánchez pretende reactivar la política y la economía entre mentiras, sin tests y sin material sanitario
Sánchez insiste en poner en marcha unos ‘Pactos de la Moncloa’ para colar los nuevos Presupuestos izquierdistas y de intervención de la economía y al mismo tiempo reactivar la economía para que no se le hunda el empleo y la recaudación fiscal mientras espera el rescate financiero de la UE. Y todo ello mientras asegura, sin decir verdad, que la recuperación sanitaria del país ya está en el buen camino alardeando de unas cifras oficiales que están lejos de ser las verdaderas.
Sobre la pretensión de recomponer con la Oposición el diálogo político y de avanzar hacia los pactos de La Moncloa -lo que hoy es tan inviable como prematuro- el líder del PP Pablo Casado ha dicho que ‘no ve sincera la oferta de Sánchez’, y recela de los pretendidos Pactos de La Moncloa, tras los que se esconden unos presupuestos intervencionistas inducidos en el Gobierno por Podemos y a los que este martes se sumará ‘la renta básica’ que probablemente aprobará el Consejo de Ministros.
El Presidente del Gobierno Pedro Sánchez habla sin parar en la televisión sobre lo bien que están gestionando la crisis y sobre sus pretendidos buenos resultados. Y, con estos argumentos, el Presidente nos anunció el último fin de semana la recuperación, a partir de este pasado lunes 13, de una buena parte de la actividad económica del país sin haber previsto, ni tener a su alcance, el material sanitario imprescindible y de calidad para evitar contagios en las empresas y lugares de trabajo público e industrial.
En este momento, en el que las cifras oficiales hablan de 17.500 muertos y de 170.000 personas contagiadas, es probable que el número real de las personas fallecidas en España por el coronavirus superen los 25.000 y que la cifra de enfermos contagiados sobrepase los 500.000 si por fin contamos los enfermos con síntomas y asintomáticos que están confinados en sus casas.
Pero para camuflar estas cifras el Gobierno no cuenta los muertos por causa de coronavirus a los que no les han querido o podido hacer un test. Ni tiene la menor prisa en lanzar en toda España los tests masivos a los contagiados con síntomas o asintomáticos que estas confinados en sus casas.
Y no lo hace porque temen la verdad produciría espanto en España -y fuera del país- y porque el Gobierno sigue buscando tiempo para desatascar la Sanidad de la que dicen que está más desahogada, mientras se mantiene el aplazamiento de todos los tratamientos y operaciones quirúrgicas de otras enfermedades ajenas a la epidemia.
En estas circunstancias, que siguen siendo muy graves y que emanan de enormes fallos de prevención en la gestión pública desde que estalló la crisis en China e Italia, resulta temerario hablar de mejoras. Y tomar algunas iniciativas como la ya en marcha de reactivación de parte de la economía, sin las obligadas garantías de protección a las personas que regresan a su trabajo por la enorme carencia de material sanitario y adecuado.
El material sanitario de calidad (y no esas mascarillas de papel o tela que no garantizan la protección) sigue faltando en toda España, en los hospitales y consultas médicas, en lugares de alto riesgo como las residencias sanitarias para mayores, y en empresas, trabajadores y ciudadanos en general porque las farmacias siguen sin tener guantes y mascarillas de calidad y los pocos que hay no garantizan la inmunidad.
Y lo del reparto ayer de mascarillas -de escasa capacidad protectora- en los transportes públicos es de todo punto insuficiente y por ello puede que a partir de los próximos diez días aparezcan nuevos contagios, aunque está claro que los ciudadanos son mucho más precavidos y guardarán al menos las distancias y cumplirán medidas de higiene que antes no se cumplían.
Pero al fondo de todo esta inquietante situación aparecen no solo errores sino incapacidad política de gestión en un Gobierno donde la ‘calidad’, la experiencia y el currículum de los ministros deja mucho que desear.
Sobre todo en el ámbito sanitario donde, en contra de tener un mando único nacional para la compra y distribución de material sanitario se mantiene la estrategia del ‘sálvese quien pueda’ con las Comunidades Autónomas cada una por su lado como si del mismísimo ejército de Pancho Villa se tratara.
De manera que mucho cuidado con el optimismo general no vaya a ser que se desate un repunte en los niveles ‘oficiales’ de contagios y entonces este país entrará en un tortuoso camino de desesperanza y desesperación.
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