Un solitario tanto de Waldo Rubio otorga la victoria al cuadro vallisoletano, que sale del descenso, y frena la pelea europea de los rojiblancos.
Descenso y Europa. Valladolid y Athletic. Dos equipos con objetivos muy diferentes se citaban en Pucela y terminó con victoria del más necesitado. Porque al conjunto de Sergio González solo le servía un resultado de los tres posibles. Ganar. Y así fue. Y es que con esta victoria, el cuadro vallisoletano abandona los puestos de descenso y envía directamente el pozo al Girona, al que ya aventaja en un solitario pero de oro punto a falta de dos jornadas. La hipertensión también juega en LaLiga.
El Valladolid es un equipo de Primera que compite como uno de Segunda, con todos los argumentos que se vienen a la cabeza cuando se cita a la categoría de plata. Presión alta, disputa de cada balón como si fuera el último y una intensidad ofensiva convertida en continuos centros al área que resulta asfixiante para el rival. Todo eso fue el conjunto vallisoletano en la primera mitad, que redujo el fútbol combativo de los vizcaínos a la nada -un solo remate en los primeros 45 minutos-. Y lo más importante, logró marcharse a los vestuarios con un 1-0 que sabía a gloria y más tras encumbrar a uno de los suyos, Waldo Rubio.
Con apenas siete partidos en su carné de la máxima categoría, el jugador pacense del filial se erigió como el inesperado héroe del partido. Y de qué manera. Con un soberbio trallazo desde la frontal en el minuto 20 tras un eslalon al que solo acompañó la atónita mirada de Mikel San José lograba su primer tanto en LaLiga. El resultado, un envío mordido que se alojó directamente en la escuadra de la portería defendida por un Iago Herrerín que solo pudo recoger el balón del fondo de las mallas. 1-0 y el Athletic a la lona. O eso parecía.
Porque en la segunda mitad, Gaizka Garitano, nada contento con lo visto en el primer tiempo metió a esos dos veteranos de guerra llamados Raúl García y Aritz Aduriz para intentar voltear el partido. Pero solo en los últimos compases del partido, el Athletic dispuso de ocasiones para empatar el partido. Y es que el conjunto vizcaíno tuvo que esperar hasta el minuto 88 para rematar a portería por primera vez en el partido. Pero vaya remate. Una sutil vaselina de Raúl García que obligó a la intervención prodigiosa de Jordi Masip. Y en el córner siguiente llegó el milagro. Porque en Valladolid existe la fe. Un cabezazo de Unai Núñez en el primer palo se estrelló en la madera de la portería blanquivioleta. Susto final y algarabía en un José Zorrilla que quiere continuar en Primera una temporada más.
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Tema: Real Valladolid 1–0 Athletic Club: El Pucela respira; los Leones se desinflan (Leído 369 veces)