El cuadro gironista suma nueve jornadas sin ganar y se acerca peligrosamente a los puestos de descenso.
La Copa del Rey ha dejado una alargada resaca en Montilivi que no encuentra cura. Tras darse un homenaje eliminando al Atlético de Madrid y después de vivir una atípica semana compitiendo contra Real Madrid, en Copa, y el Barça, en LaLiga, la realidad ha acabado abofeteando a un Girona que no termina de levantar la cabeza. La derrota contra el Eibar en Ipurua (3-0) prolonga a nueve la racha de partidos sin conocer la victoria en LaLiga, algo que se resiste desde finales del mes de noviembre. La mala dinámica le ha llevado a los puestos más bajos de la tabla de clasificación, con un punto de ventaja sobre Leganés y Rayo Vallecano y con la sombra del descenso amenazando, mientras que los armeros cogen vuelo y tienen Europa a tan solo tres puntos.
Entre el barro que se formó en Ipurua por las precipitaciones despuntó la figura de Fabián Orellana, que regresaba a la competencia tras pasarse las dos últimas jornadas en el dique seco por unas molestias en la rodilla. El chileno es luz, puro desequilibrio cuando el balón cae en sus pies, un privilegio para Mendilibar cuando es capaz de mantener la cabeza sobre sus hombros. La incesante lluvia que cayó amenazaba con convertir el partido en un pesado polvorón difícil de digerir. Llegó justo a tiempo Orellana para evitarlo, con un caracoleo con el que se quitó de encima la marca de Raúl García y que le sirvió para encontrar la llegada desde atrás de Rubén Peña, que conectó un latigazo con la derecha que se coló por la escuadra para desequilibrar el marcador.
El paso por los vestuarios debería haber supuesto un punto de inflexión para el Girona, necesitado de una urgente reacción antes de que la situación se vuelva del todo insostenible. Nada más lejos de la realidad. El inicio del segundo periodo empezó con un balón en largo de ‘Cote’ que peinó Sergi Enrich y que Charles convirtió a gol con un sutil toque que puso por encima de Bono. En apenas treinta segundos de juego, el Eibar consiguió anular esa posible reacción y hundir aún más a su rival.
La ventaja de dos goles en el marcador hizo que el cuadro albirrojo bajara los brazos y renunciase a competir. Fue todo por mérito de un Eibar que supo imponerse, con una brillante sala de mandos liderada por Joan Jordán y Pape Diop que ganaron todos los balones divididos. El cansancio acumulado acabó por generar espacios que los locales no desaprovecharon. Así llegó la puntilla final, filtrando un balón hacia a un Charles que fue derribado dentro del área por Jonás Ramalho. El brasileño no falló desde los once metros y firmó un doblete que le lleva hasta los nueve goles en el campeonato doméstico, superando el registro goleador que firmó la temporada pasada (ocho en once partidos más).
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Tema: Eibar 3-0 Girona: Mendilibar acentúa la crisis de Eusebio (Leído 323 veces)