Sales de fiesta una noche de verano. Vas a pedir unas bebidas a la barra y tu grupo de amigos decide que es hora de tomarse unos chupitos para empezar a entonar la noche. Muchos de vosotros comenzáis a pensar cual será vuestra elección, hasta que alguno elige por vosotros. Una ronda de Jägermeister para todos. Y tú, que quizás no habías oído hablar de esta bebida, te lo tomas pensando que va a estar más suave, cuando en realidad sientes un profundo ardor similar al que sientes con el tequila, pero que te deja un rico sabor de boca.
Esta escena puede repetirse cualquier día en un bar o discoteca cualquiera en cualquier ciudad. Y es que el Jägermeister es el chupito de moda entre los jóvenes y también entre los no tan jóvenes, aunque muy pocas personas conocen la peculiar historia que envuelve a esta bebida alcohólica tan de moda en la actualidad.
Para empezar, cabe decir que se trata de un licor de origen alemán, y que esconde una serie de curiosidades. Conservado a temperatura que rondan los 20 grados bajo cero, cabe destacar que una de las mayores curiosidades que envuelven al Jägermeister es el hecho de que este licor, hecho a base de hierbas, servía como potente anestésico durante la época nazi.
Aunque es sabido que se elabora con una mezcla de más de medio centenar de hierbas diferentes, como la manzanilla, la camomila, el anís o la lavanda, lo cierto es que su receta es un verdadero misterio, pues al igual que la receta de la coca cola, la receta del Jägermeister se mantiene en el más absoluto secreto. Tan solo cinco personas en el mundo conocen la receta exacta de esta bebida que contiene 35 grados de alcohol.
Otra de las curiosidades que giran en torno a la bebida Jägermeister tiene que ver con su logo, o más bien, con el origen de este. Se trata de la cabeza de un ciervo que ha sido coronado con una cruz. Este logo hace referencia a San Humberto, un cazador que según la leyenda cazaba solo por el placer que le daba matar. Hasta que un buen día se cruzó con un ciervo blanco que tenía un crucifijo iluminado en su cornamenta, momento en el cual decidió realizar solo buenas acciones y pasarse al cristianismo, convirtiéndose así en el patrón de los cazadores.
Esto también ha propiciado algunas leyendas urbanas como el hecho de que el color oscuro de la bebida se debe a que está hecha con sangre de ciervo, y que por ello su logo emula a este animal. Aunque esto no es para nada verdad.
El Jägermeister comenzó a comercializarse en 1935 como método para curar problemas digestivos y como anestésicos para las tropas alemanas nazis durante la Segunda Guerra Mundial, aunque no fue hasta años después cuando comenzara su consumo como bebida alcohólica como tal.
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