Las setas alucinógenas poseen un componente llamado psilocibina. Este es el causante de que veamos alucinaciones y la cabeza nos dé vueltas. No obstante, parece que le han encontrado otra aplicación muy importante: para ayudar en el tratamiento contra el cáncer. Ahí es nada.
Al igual que hace unos días os contábamos cómo la marihuana puede servir para tratar importantes enfermedades, en esta ocasión el turno le toca a las setas alucinógenas. Dos estudios de la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins y del Centro Médico Langone de la Universidad de Nueva York han corroborado que una simple dosis de psilocibina sirvió para que los pacientes tuvieran menos miedo. En otras palabras: el tratamiento fue más llevadero y sintieron menos experiencias negativas.
“La ansiedad desapareció y sentí una alegría total. Acepté el mundo como es y a mí misma como soy. Aprendí a vivir de una manera nueva, no gobernada por el miedo”, indica Petra, una de las “cobayas humanas”, a The Washington Post.
El caso de Petra, por ejemplo, no era de los más graves, pero incluso así quiso experimentarlo. Diagnosticada de cáncer de ovario a finales de 2009, las probabilidades de sobrevivir eran de un 70 por ciento, pero no se sentía segura, así que consumió las setas.
Otros tratamientos
Aunque la enfermedad de Petra salió bien, no ocurrió lo mismo para Patrick Mettes. Fue diagnosticado de cáncer en los conductos biliares y en 2012 falleció. Eso sí, antes describió su experiencia, que cataloga de mala en un primer momento y buena con el paso de los días.
“No estaba físicamente preparado para lo que sería la experiencia de la psilocibina. Aunque las náuseas eran desagradables, los temblores y las convulsiones, que eran considerables, nunca fueron preocupantes. Duraron bastante tiempo, pero en su mayor parte parecían ser tan naturales como respirar”, recalcó.
“El domingo, dos días después de tomar la dosis, el efecto de la psilocibina había desaparecido. Me sentí normal. Sin duda, mi vida ha cambiado en formas que nunca podré comprender plenamente. Pero ahora tengo un entendimiento, una conciencia que va más allá del intelecto. Mi vida, cada vida y todo lo que es el universo, es igual a una cosa: el amor. ¡Y es bueno!”, finalizó.