Nuestro planeta está lleno de árboles, considerados por la mayoría como una mera parte del paisaje, un mar verde tranquilo en el que vivimos. Nadie suele dar mucha importancia a los árboles, y ciertamente no son considerados especialmente amenazantes o mortales. Sin embargo, a lo largo de nuestra historia ha habido leyendas sobre algunos árboles que desafían esta tendencia, que no sólo infundían miedo, sino que además mataban. Estos árboles misteriosos se negaban a ser sólo parte del paisaje, y parecía que tenían sed de sangre. Amenazan el mundo que les rodea y los consideran portadores de demonios y espíritus siniestros, mucho más que una simple colección de ramas, hojas, y un tronco.
Elassia eléctrica, el árbol eléctrico de la muerte
Hay una gran cantidad de historias acerca árboles asesinos en todo el mundo. Una muy peculiar ocurrió en 1885, cuando una expedición alemana de Nueva Guinea, bajo el mando del teniente Lieutenant von Immer Gassende y junto con el prestigioso geólogo Dr. Henry Barnard Kümmel, encontraron un árbol singularmente extraño y potencialmente mortal en las espesas selvas. En su viaje, la expedición tuvo que hacer frente a la selva pantanosa, tribus de nativos hostiles, y enjambres de criaturas venenosas. Después de un agotador viaje de 12 días a través de la vegetación casi impenetrable, finalmente encontraron un precioso valle en medio de la nada. Pero lo que parecía ser un lugar idílico, pronto se convertirá en una auténtica pesadilla. El teniente Lieutenant explicó en sus memorias que su brújula empezó a moverse sin sentido alguno. Al rato comenzaron a ver varios esqueletos de animales esparcidos por los claros, además de la curiosa ausencia de los sonidos habituales de la selva.
Mientras que el Dr. Kümmel recogía nuevos especímenes de animales y plantas, encontró un enorme árbol en un claro, una especie que no había visto antes. Uno de los soldados cogió una protuberancia carnosa con su machete. Entre los restos de carne putrefacta había una especie de extraño núcleo de color negro. El Dr. Kümmel, que nunca había visto nada igual, fue a recoger la muestra cuando de repente grito de dolor. Cuando los otros miembros de la expedición le preguntaron qué le había sucedido, este les explicó que en el momento de recoger la muestra sintió por todo su cuerpo una potente descarga eléctrica. Otro de los hombres también trató de recoger la muestra y experimentó lo mismo, pero en este caso fue mucho más fuerte ya que el soldado quedó completamente aturdido sin poder hablar.
Fue entonces cuando el teniente Lieutenant decidió hacer un experimento. Cogió un trozo de alambre de cobre, lo colocó en el extremo de cada lado de la muestra y seguidamente se generó una reacción violenta. Todos los presentes se quedaron atónitos y fueron testigos de cómo el extraño árbol tenia corriente propia. Por desgracia, la expedición se vio obligada a regresar después de que el teniente Lieutenant enfermara gravemente. Dicen que consiguieron llevarse muestras de este árbol “sobrenatural”, sin embargo, a día de hoy no se sabe el paradero. El Dr. Kümmel dijo que el extraño árbol era el causante de la muerte de los animales mediante descargas eléctricas, por lo que bautizó a la nueva especie como “Elassia eléctrica”. No está claro si el supuesto árbol eléctrico de Nueva Guinea en realidad era carnívoro o simplemente atacó con sus poderes sobrenaturales para fines defensivos.
Jubokko, los arboles vampíricos
Y por si un árbol eléctrico no es los suficientemente extraño, mas misterioso y aterrador es un árbol vampírico en los bosques de Japón. Se dice que en los lugares donde había habido derramamiento de sangre como en campos de batalla o lugares de ejecución, crecen árboles que se alimentan de la sangre. Llamados Jubokko, estos “seres vampíricos” están ocultos entre las ramas, hojas y tronco. Lejos de estar completamente satisfechos de alimentarse de la sangre de los muertos o ejecutados, llegan a agarrar y enredar a todo aquel valiente que se acerca demasiado, drenado su sangre hasta dejarlos como una cáscara sin vida. Debido a su astucia despiadada, se creía que el árbol crecía intencionadamente entre otros árboles normales con el fin de estar a la espera de los transeúntes desprevenidos.
Otras historias dicen que cuando se corta una rama del Jubokko, de este brota sangre roja. Aunque también hay que decir que si uno tiene la suerte de escapar de sus garras, adquirirá increíbles cualidades medicinales. También se creía que el Jubokko sanaba rápidamente y cuando alguien le infligía cualquier daño, los cortes desaparecían rápidamente.
Otras de las capacidades sobrenaturales atribuidas a estos árboles vampíricos era el de confundir la mente, así como la capacidad de hablar con otras plantas. También hay tradiciones que dicen que los Jubokkos comenzaron como árboles normales, pero que poco a poco fueron deformándose y retorciéndose por la tierra manchada de sangre. Mientras que la mayoría creen que los Jubokkos son folklore puro, sin duda las historias que los rodean son de las más siniestras de Japón.
La historia de Bohon Upas
A parte de las historias, mitos y legendas a lo largo de la historia relacionados con los arboles asesinos, también hay casos bien documentados. La historia de Bohon Upas se hizo popular en el siglo 18, cuando un médico alemán llamado J.N. Foersch afirmó en un artículo publicado en la revista “The London Magazine” en 1783 que había recogido varios testimonios reales sobre la existencia de estos árboles asesinos cuando viajo a las Indias Orientales Neerlandesas como cirujano, por lo que decidió preparar una expedición para encontrarlos.
En sus memorias, Foersch afirmó que sólo existía uno de estos árboles, y que lo encontró oculto en la selva, protegido por altas montañas. Según el médico alemán, la tierra alrededor del árbol estaba desprovisto de toda vegetación, ni siquiera una simple hierba, y cada animal que entraba acababa muriendo rápidamente por un gas nocivo, e incluso los pájaros que volaban sobre la zona caían muertos espontáneamente. Foersch afirmó que recorrió este desierto mortal y que lo guió un viejo ermitaño que vivía en la zona, con el fin de proporcionar la extremaunción a los criminales.
El viejo ermitaño explicó al médico alemán que estos delincuentes tenían dos opciones, o coger la resina del árbol asesino o una sentencia de muerte. Antes de entrar a la “zona prohibida”, estos criminales se vestían con ropa de protección que consistía en una gorra de cuero de largo y guantes resistentes. De acuerdo con el ermitaño, sólo uno de cada diez de estas pobres almas conseguía regresar con vida. Foersch explicó que la resina tóxica del árbol era utilizada para ejecutar a los criminales, e incluso afirmó haber sido testigo del poder del veneno, diciendo que las víctimas morían entre terrible sufrimiento.
En su momento se puso en duda la existencia de este árbol, con algunos botánicos afirmando que un árbol así no podía existir. Pero por increíble que parezca, a día de hoy se ha demostrado su existencia, aunque los científicos aseguran que Foersch exagero la historia. En Indonesia hay un árbol que produce un veneno mortal que los lugareños usan para envenenar las flechas con punta, pero el árbol no produce gases tóxicos que matan a todo aquel que se acerca. También hay un “círculo estéril de la muerte” que rodea el árbol, pero se cree que es el resultado de los gases tóxicos generados por un volcán extinto llamado Guava Upas, que tenía un cráter que arrojaba gas carbónico y azufre. Incluso así, se desconoce si el árbol Bohon Upas realmente existió o no, pero es una historia intrigante.
No sabemos realmente si alguno de estos árboles asesinos existió o no. Sin embargo, de lo que podemos estar seguros es que algunos árboles están ocultos en oscuros espacios naturales en las regiones remotas del mundo. Solamente pensar en la existencia de árboles depredadores o sobrenaturales es inquietante y misterioso, y si realmente existen, entonces estaríamos hablando de otro tipo de naturaleza que va más allá de lo que podemos comprender.
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