El mundo mira con inquietud a China ante el temor a una explosión global de contagios
EEUU, Italia, Japón o India ya han tomado medidas preventivas ante la expansión de contagios. La UE apuesta por una "vigilancia activa" a la espera de posibles medidas conjuntas y España cree que no hay que apresurarse y tomar medidas de manera unilateral, como reclama Madrid.
Crece la preocupación en todo el mundo ante la ola masiva de contagios de COVID-19 en China y las posibles consecuencias de la apertura de sus fronteras a partir del próximo 8 de enero. Varios países como Estados Unidos, Italia, Japón, Corea del Sur, Taiwán e India ya han anunciado nuevas medidas preventivas ante la expansión de contagios en el país asiático, semanas después de relajar la estricta política de medidas anticovid que mantenía. Mientras, la Unión Europea apuesta por una "vigilancia activa" ante la pandemia en China a la espera de posibles medidas conjuntas.
La Comisión Europea ha convocado el Comité de Seguridad Sanitaria, que reúne a representantes de los Ministerios de Sanidad de los Veintisiete, para tantear una decisión "coordinada", después de que Italia anunciase que pedirá una prueba negativa de coronavirus a todos los viajeros procedentes de China.
Bruselas no facilitó información sobre una posible coordinación de medidas ni evaluó la gravedad de la situación. "Es crucial que la UE actúe unida y coordinada ante cualquier posible medida de salud pública ante la situación en China. La Comisión continuará facilitando las discusiones entre los Estados miembros y estará lista para convocar más reuniones si es necesario", añadió un portavoz del Ejecutivo comunitario.
Fuentes de la Comisión han recordado antes de la reunión del Comité de Seguridad Sanitaria que, cuando en octubre ya se acordó levantar las restricciones de movilidad pendientes, se dejó abierta también la posibilidad de activar un "freno de emergencia" para volver a imponer restricciones "de manera coordinada".
Este enfoque fue refrendada por los Veintisiete el 7 de diciembre, por lo que el bloque tendría margen para endurecer los controles en caso de que lo considerase necesario para evitar posibles efectos colaterales derivados de la explosión de contagios en China.
Bruselas recuerda que la variante prevalente en China, la ómicron BF7, ya está presente en Europa y "no ha crecido significativamente" en las últimas semanas. "Sin embargo, seguimos vigilantes y estamos listos a usar el freno de emergencia si es necesario", han explicado las fuentes.
En España, el Ministerio de Sanidad también ha apelado este jueves a la "coordinación europea" para afrontar la situación sanitaria ante la ola de contagios en China, y ha recomendado a los viajeros cuyo destino o procedencia sea el país asiático que tengan pauta de vacunación completa y que mantengan las medidas de precaución.
Este jueves por la mañana, la ministra de Ciencia, Diana Morant, ha asegurado que el Gobierno dirige su mirada hacia China pero ha pedido "prudencia" y ha reiterado que España actuará de forma coordinada y bajo el "paraguas" de la Unión Europea.
De momento, España no ha ha anunciado la petición de prueba negativa, como sí ha hecho el Gobierno italiano, ni ninguna otra medida adicional en aeropuertos.
Por el momento, Estados Unidos e Italia son algunos de los países que ya han exigido a los viajeros procedentes de ese país un test negativo para entrar a sus territorios. "Es mejor no apresurarse y (no) tomar medidas de manera unilateral porque tampoco sirve de mucho cerrar un espacio aéreo cuando el resto del espacio está o sigue abierto", asegura la ministra de Ciencia con respecto a la decisión de Italia.
Madrid urge a Darias a tomar medidas
Por su parte, Madrid ha reclamado al Gobierno de España medidas urgentes ante el repunte del coronavirus en China. El consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Enrique Ruiz Escudero, ha escrito este jueves a la ministra de Sanidad, Carolina Darias, una carta mediante la que le ha pedido que "intensificar de nuevo" los controles en los aeropuertos españoles, en concreto, el Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas, una "puerta de entrada del virus en el país en todas las olas precedentes".
En la misiva, Escudero también solicita la convocatoria de un pleno del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (SNS) en las próximas horas. Además, ha pedido que se proporcione a los gobiernos autonómicos la información oportuna sobre los acuerdos alcanzando por el Health Security Committee -órgano europeo- que se reunirá este jueves. "Como bien sabes, la experiencia de los últimos años nos ha enseñado que con la COVID-19 cada minuto cuenta", ha expuesto el consejero de Sanidad a la ministra Darias.
Escudero ha apuntado a la apertura de las fronteras chinas y la gran movilidad previstas por el Año Nuevo, circunstancias que, a su juicio, han de abordarse con un marco de prevención ante el "posible impacto" en los países de la Unión Europea.
Dudas sobre la transparencia de Pekín
El Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de China estudiará también el exceso de muertes, con vistas a hacer público este dato, ante la sospecha de que el dato oficial de casos y fallecidos por COVID-19 no refleje de forma exacta la verdadera magnitud de la pandemia, especialmente ahora que estaría habiendo una explosión de contagios.
Los expertos calcularán la diferencia entre el número total de fallecidos y la cifra que cabría esperarse en un contexto sin pandemia. El principal epidemiólogo del Centro, Wu Zunyou, ha explicado este jueves que al introducir una nueva variable, se aclarará si las autoridades han "subestimado" el alcance de la emergencia sanitaria.
"Las muertes causadas por COVID-19 son una preocupación mundial", ha dicho Wu, en una reunión informativa recogida por la agencia COVID-19 y en la que ha confirmado que las autoridades aplicarán una estrategia similar a la que ya adoptaron para estimar el impacto del brote inicial, en la ciudad de Wuhan. El Ministerio de Sanidad sumó casi 1.300 muertes a su recuento oficial.
A la falta de transparencia del Gobierno con los datos se suma el cambio de protocolos, que por ejemplo ya no contemplan cribados masivos de pruebas como los que se venían realizando por zonas desde que estalló la pandemia. También ha restringido la definición de muerte por COVID-19, de tal manera que sólo se tengan en cuenta víctimas de insuficiencia respiratoria causada directamente por el virus.
El Gobierno chino estima en miles los casos detectados cada día, aunque la máxima autoridad sanitaria reconoce que la semana pasada pudieron registrarse casi 37 millones en una única jornada. Ante esta situación descontrolada, varios países, entre ellos Estados Unidos, han optado por volver a imponer restricciones a los viajeros procedentes de China.
Las imágenes difundidas en redes sociales muestran hospitales desbordados, pero un funcionario que supervisa los hospitales dentro del Ministerio de Sanidad, Jiao Yahui, ha afirmado que aún no están ocupadas el 80 por ciento de las plazas de cuidados intensivos. Sí ha admitido que puede haber un pico en algunas zonas, entre ellas la capital, Pekín.
Tres grandes olas de COVID hasta marzo
El epidemiólogo jefe del Centro de Control de Enfermedades de China, Wu Zunyou, ha afirmado este jueves que la ola de contagios de covid que sufre el país ya "ha llegado a su pico" en Pekín, Tianjin (noreste) y Chengdu (centro).
Pekín fue una de las primeras ciudades en sufrir este mes un brote masivo tras la relajación de la política de 'cero covid'. La situación es alarmante en la capital china donde los hospitales se han visto sometidos a una gran presión y han sufrido dificultades para atender a todos los pacientes, según testimonios recogidos en las redes sociales del país.
El epidemiólogo jefe del Centro de Control de Enfermedades también ha asegurado que la propagación en algunas zonas como Pekín y sus alrededores, las regiones centrales de Sichuan y Chongqing y provincias meridionales ha sido "muy rápida". "En lugares como Shanghái, Hubei o Hunan, la pandemia todavía se encuentra en una fase de rápida propagación", señaló el epidemiólogo, recoge la prensa local.
El especialista vaticinó recientemente que se producirían "tres oleadas" de contagios en el país: en diciembre, a finales de enero como consecuencia de los viajes durante la fiesta del Año Nuevo Lunar y en cuando la gente vuelva al trabajo tras sus vacaciones, a lo que añadió que "entre un 10 % y un 30 %" de la población china podría contraer el virus entre diciembre y marzo.
Así las cosas, el mundo mira con inquietud las posibles consecuencias de la explosión de casos en China y de su reapertura de fronteras. Muchos expertos coinciden en señalar que la ola masiva de casos en un país con una enorme población -más de 1.400.000.000 habitantes- podría provocar una mutación del coronavirus que dispare la pandemia. Mientras la mayoría de los gobiernos de todo el mundo apelan a la cautela, también crece el temor a una explosión global debido a una posible nueva variante que suponga volver a dar marcha atrás, ahora que el resto del planeta se ha quitado la mascarilla gracias a la inmunidad de grupo adquirida por las vacunas y los anticuerpos generados por las infecciones anteriores.
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