A ver si vosotros seguís el hilo en este cuento de humor denominado “la carta del suicida” porque yo me maree un poco pero me ha hecho reír mucho. Es impresionante como los lazos de afinidad y sanguinidad se pueden entremezclar tanto que no me sorprende que el pobre cadáver no sepa al final quien es. Es graciosa la idea en sí pero si eso ocurriera en la realidad “ser padre de tu madre” es un juego de palabras y lazos que te da para pensar para entenderlo. Disfrutad:
“Junto al cadáver de un suicida se encontró una carta que lo explicaba todo y la cual decía:
Sr. Juez no culpe a nadie de mi muerte, me quito la vida porque dos días más que viviese no sabría quien soy en este mar de lágrimas y sería mucho martirio.
Verá usted…Sr. Juez. Tuve la desgracia de casarme con una viuda, ésta tenía una hija. De haberlo sabido nunca lo hubiera hecho.
Mi padre, para mayor desgracia era viudo, se enamoró y se caso con la hija de mi mujer, de manera que mi mujer era suegra de su suegro, mi hijastra se convirtió en mi madre y mi padre al mismo tiempo era mi yerno.
Al poco tiempo, mi madrasta trajo al mundo un varón, que era mi hermano, pero era nieto de mi mujer de manera que yo era abuelo de mi hermano.
Con el correr del tiempo, mi mujer trajo al mundo un varón que, como era hermano de mi madre, era cuñado de mi padre y tío de sus hijos.
Mi mujer era suegra de su hija, yo soy, en cambio padre de mi madre y mi padre y su mujer son mis hijos; además yo soy mi propio abuelo.
Señor juez, me despido del mundo porque no sé quién soy.
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