La onubense Carolina Marín se ha proclamado campeona del mundo por segundo año consecutivo y ha hecho a sus 22 años historia en el bádminton español, en el que ha abierto brecha en el camino, como hicieron antes en otras especialidades Ángel Nieto (motociclismo), Severiano Ballesteros (golf) o Francisco Fernández Ochoa (esquí). Pero esta vez esta pionera llegó a la gloria antes que los hombres.
"Puedo porque pienso que puedo", es uno de los lemas de esta joven onubense, activa en las redes sociales, siempre sonriente, pero también autocrítica, con un enraizado espíritu de superación y un pensamiento positivo inquebrantable. Desarrolla similares gestos a Nadal al celebrar puntos y victorias, aunque con su grito particularMuchos ven en ella la versión femenina de Rafa Nadal, su ídolo, al que trata de emular. Desarrolla similares gestos al celebrar puntos y victorias, aunque con su grito particular. Ambos son zurdos, tienen garra, carácter competitivo, una precocidad insultante y una progresión meteórica en la alta competición.
La onubense aún no cuenta con el mismo palmarés pero ya tiene dos títulos mundial, campeonatos de europa y se ha hecho con varios torneos (Ha ganado la onubense, en el All England, en el Abierto de Malasia y en el de Australia, y ha sido finalista en los de Alemania e India) que la han situado este 2015 como número 1 mundial. En el anterior mundial ganó, en el anterior fue quinta y hace tres años olímpica en Londres, donde precisamente la china Li Xuerui, número uno del mundo y plata, le impidió llegar más lejos.
Desde muy joven se convirtió en dominadora nacional, pero tenía claro que sus metas eran más altas y cómo llegar a ellas. Ante chinas, tailandesas, coreanas, etc. siempre reaccionó con motivación por acercarse a su nivel en lugar de mostrar excesivo respeto. Optó por ser osada, las estudió, y siempre se exigió un poco más.
Siete años intensos han pasado desde que Marín dejó Huelva para pulirse en Madrid con Fernando Rivas como entrenador. No había transcurrido mucho tiempo desde que esa niña que taconeaba en las clases de flamenco fue un día a jugar al bádminton con una amiga y al final cambió de afición. Sus primeros pasos fueron guiados por Paco Ojeda, alma mater del CB IES La Orden, una familia donde se crió la que se ha convertido en seria alternativa a la hegemonía oriental, una pionera con la garra de Nadal.
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