ENTRE PLAZAS Y CALLES MÁGICAS
Santiago de Compostela atesora un extenso legado de historia, monumentos y leyendas. Sin embargo, nunca ha sido una ciudad museo, más bien un enclave milenario siempre en ebullición. Se descubre en las animadas calles peatonales del centro histórico, la mayoría de las cuales desembocan frente a la Catedral. Un ejemplo es la angosta Rúa Francos, cuyo nombre hace referencia a los peregrinos que llegaban por el Camino Francés, llamados «los francos». También la Rúa Nova, la Raína y la Rúa de Vilar, con soportales que dan refugio en los días de lluvia. Estas calles preservan la fisonomía medieval y además son idóneas para degustar la gastronomía local en tradicionales tabernas, mesones y restaurantes donde se ofrecen desde tapas de marisco a guisos de pescado, sin olvidar la tarta de Santiago de postre y un reconfortante orujo.