Tres convictos van camino de la prisión. A cada uno le permiten llevar un objeto consigo para ayudarles a ocupar su tiempo mientras están encarcelados. En el autobús, uno le pregunta a otro:
-Oye, ¿tú que trajiste?
El segundo convicto saca una caja de pinturas y dice que piensa pintar todo lo que pueda. Entonces le pregunta al primero:
-¿Y tú que trajiste?
El prisionero saca un mazo de cartas y dice:
-Yo traje cartas. Puedo jugar al póker, al solitario y a muchos otros juegos.
El tercer convicto estaba sentado en silencio, sonriendo para sí mismo. Los otros dos lo ven y le preguntan:
-Y tú, Manolo, ¿por qué estás tan sonriente? ¿Qué trajiste?
Manolo saca una caja de tampones y dice, sonriente:
-Yo traje estos.
Los otros dos se miran intrigados y preguntan:
-¿Qué puedes hacer con esos?
Manolo se ríe satisfecho, apunta a la caja y dice:
-Bueno, según dice aquí, puedo montar a caballo, nadar, patinar...