Sánchez no sabe qué hacer y se debate entre las dudas de Casado y la tensión que le crea Iglesias
Lo ha dicho el portavoz del PNV en el Congreso Aitor Esteban (el hombre que ‘apuñaló’ a Rajoy en la moción de censura) con meridiana claridad al afirmar que no hacen falta unos ‘Pactos de La Moncloa’ sino unos nuevos Prepuestos Generales del Estado para arreglar la economía y para evitar las elecciones anticipadas.
Y esto es precisamente lo que busca Sánchez y la inocente Arrimadas no ve: utilizar el montaje de los ‘Pactos de La Moncloa’ para colar de matute y con el apoyo del PP unos Presupuestos del Estado sin tener que someterse a las presiones de Podemos y los chantajes de ERC.
Sánchez tiene prisa porque necesita esos Presupuestos y por ello pide una mesa de negociación en La Moncloa, pero ese juego no le va a salir bien porque, sin él esos Presupuestos se tendrán que negociar en la otra mesa catalana y soberanista con ERC.
Además hay otro problema porque esos Presupuestos, en tiempos de crisis económica y sanitaria, pueden ser: expansionistas y deficitarios como lo pretende Pablo Iglesias, provocando más paro y nacionalizando empresas; o rigurosos como los haría Pablo Casado desde el PP, con moderación en el gasto y control del déficit y la deuda para recuperar el empleo y la inversión extranjera.
Por más que Pedro Sánchez pretenda adormecer a los españoles, que están cada vez más irritados con las mentiras (ayer no contabilizaron las muertes en Cataluña) sobre las cifras crisis sanitaria y las indecentes encuestas del CIS, el Presidente sabe que la difícil situación económica y social del país -además de la sanitaria- es explosiva. Y qué artilugios como la ‘renta básica’ sobre la que no para de pelearse con Iglesias, no arregla los problemas de fondo, aunque puede paliar situaciones desesperadas.
Sánchez sabe que tarde o temprano tendrá que optar entre: Podemos de la mano de ERC, PNV y Bildu, que son pésimos compañeros de viaje para abordar la crisis económica y que no son bien recibidos en los mercados ni en la UE ni en USA; o en lograr un ‘Pacto de Estado’ con el PP como el que propugnan Felipe González y José María Aznar, y que nada tiene que ver con estos pretendidos ‘Pactos de La Moncloa’ porque los primeros incluirían el regreso del PSOE y de Sánchez -¡un milagro!- a la senda socialdemócrata y al marco constitucional.
En realidad, esos ‘Pactos de Estado’ -con o sin un Gobierno de la ‘gran coalición’-, requerirían otro Sánchez hoy por hoy inédito. Y eso es muy difícil de imaginar. Y también necesitaría de la colaboración de Pablo Casado al que empuja Aznar, pero que se resiste a dar ese paso de acercamiento a Sánchez -como inocentemente lo ha dado Arrimadas- por miedo a, una vez en manos de Sánchez, que éste lo traicione y regrese a las andadas con Iglesias y Junqueras dejando al PP en una lamentable y ridícula posición.
Casado no tiene prisa, cree firmemente en el desgaste de Sánchez frente a la pandemia y la crisis económica (que no tienen una pronta solución) y da la impresión que prefiere quedarse, como paciente árabe, sentado a la puerta de su casa a la espera de que pase el ‘cadáver’ de su enemigo.
Y por eso el líder del PP se resiste incluso a hablar con Sánchez, se niega a los ‘Pactos de La Moncloa’ y le pide luz y taquígrafos del Congreso de los Diputados para cualquier negociación. La que ahora Casado limita a ciertas y puntuales cuestiones económicas y sanitarias.
Y al fondo de todo ello, nervioso y furioso, un Pablo Iglesias que ve en el entorno político y económico del Gobierno extraños movimientos en la oscuridad.
Y que está desesperado por ponerse la medalla del acuerdo de la ‘renta básica’, mientras su delegado de Podemos en Cataluña, Jaume Asens, ya ha salido -por encargo de Iglesias- a denunciar que Gonzalez y Aznar y los poderes económicos quieren echar a Podemos del Gobierno para colocar en su lugar al PP.
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