Victoria ajustada de los blancos en el Bernabéu, donde han vuelto a generar más dudas en defensa que en ataque.
Si el Real Madrid tiene ganas de pasar página, a falta de tres jornadas ha asumido que debe hacerlo de la mejor forma posible y con lo que tiene. Y gente con pocos minutos ha demostrado que tiene lo necesario para seguir en la “casa blanca”. La víctima fue un Villarreal necesitado de puntos para sellar la permanencia, pero que pagó caros los errores defensivos y aun así estuvo cerca de darles un susto.
Después de la pésima imagen ofrecida ante el Rayo Vallecano, Zidane hizo algunos retoques sobre lo que ya tiene para ver si los menos habituales pueden figurar en la próxima plantilla. Dos de esos nuevos rostros fueron los encargados de abrir el marcador cuando apenas se había cumplido el primer minuto: Brahim le robó la cartera a Cazorla en área visitante y filtró el pase para que Mariano, de nuevo titular, hiciera el primero con un disparo raso. Ha sido el gol más tempranero de este curso.
La intensidad del ataque no se correspondía con la defensa. A los diez minutos Casemiro tuvo una pérdida por la presión de Álvaro González, a quien no esperaba, y Gerard Moreno continuó la jugada para firmar el empate. A pesar de ese contratiempo el Real Madrid estaba jugando bien y generaba peligro, ya fuese una volea de Carvajal estrellada en el poste o las continuas acometidas de Marcelo. Y a cinco del descanso, en una acción a balón parado, Vallejo aprovechó un rebote en el interior del área para batir a Andrés con la zurda, estrenándose además con la casaca blanca.
Con varios jugadores blancos dispuestos a reivindicarse, los problemas defensivos que el Villarreal ha tenido esta temporada volvieron a quedar patentes. Nada más reanudarse el encuentro, Valverde puso un pase largo hacia Carvajal y éste le dejó el tercero en bandeja a Mariano, quien le ganó la espalda a Álvaro para batir a placer. Y aunque Calleja dio entrada a Trigueros y Bacca para jugar con dos puntas, las llegadas locales continuaron sucediéndose. Nadie echó de menos a Gareth Bale, fuera de la convocatoria por decisión técnica.
Zidane dio media hora a Isco y Marco Asensio para demostrar su valía, pero sin duda el ingreso más esperado era el de Vinícius Jr. El brasileño no jugaba desde la debacle contra el Ajax por una lesión, y con ganas de tomar forma se mostró más voluntarioso que resolutivo. Tan pronto pareció resolverlo el Real Madrid que los locales bajaron la marcha. Y aunque Gerard y Bacca no tuvieron su mejor día, sí fue Jaume Costa quien hizo el 3-2 definitivo al aprovechar la descolocación defensiva de los blancos, con un remate ajustado al contragolpe.
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