El delantero azulón, con un doblete y una asistencia de gol, brilla con luz propia en un partido que deja seriamente tocado a Miguel Cardoso.
Dice Bordalás que su Getafe no está "mejor", pues con los últimos resultados existe "menos distancia" con respecto a los rivales que pelean por los puestos de descenso. Es la versión más atemperada de un técnico que está empecinado en que la competición europea regrese al Coliseum Alfonso Pérez. Tras la larga resaca que ha dejado la Copa del Rey, el cuadro azulón se ha despojado de las dos jornadas que acumulaba sin ganar en LaLiga con un autoritario triunfo a costa de un Celta de Vigo (3-1), remontada inclusive, que le coloca en la quinta posición, siguiendo de cerca a un Sevilla que mantiene su plaza de la Champions League.
El Celta de Cardoso sigue sin terminar de levantar la cabeza para vislumbrar el horizonte y no distraerse con el tormentoso presente. Ha ganado en contundencia y compromiso pero sigue siendo endeble en aspectos como el de la concentración y el de pulir los pequeños detalles que surgen a lo largo de noventa minutos. Tras una primera media hora muy seria, los celestes, que se adelantaron en el marcador al minuto de juego gracias a un cabezazo de Néstor Araújo a pase de Brais Méndez, comenzaron a ceder inevitablemente ante el empuje de un Getafe irreductible. Por persistencia, los de Bordalás se proyectaron por las bandas para colgar balones al área y en uno de ellos Hugo Mallo terminó por empujar dentro del área con inocencia a Mauro Arambarri, lo que le permitió a Jaime Mata convertir la pena máxima para empatar el partido.
Fue un doble castigo para los vigueses, por el gol que significaba el empate y por la expulsión de Maxi Gómez, que acabó en las duchas antes del lanzamiento del penalti por protestar al árbitro. Contrariamente a lo que se podía esperar, los gallegos sacaron fuerzas de flaqueza, terminando el primer periodo empujando más que su rival y, además, con la posibilidad de marcharse a los vestuarios por delante en el marcador de no ser por la intervención del VAR, que anuló una diana a Hugo Mallo por estar en posición antirreglamentaria.
Nada más lejos de la realidad. Esa reacción de orgullo duró lo que duran dos peces de hielo en un Whisky on the rocks, que diría Sabina. Con uno menos en el campo y sin retocar la punta de lanza, el Celta nadó a contracorriente en la segunda parte mientras que Damián Suárez tocaba a rebato. Cargó el equipo azulón por el sector derecho, con múltiples servicios del lateral uruguayo. En uno de los tantos que puso, Jaime Mata lo terminó por hacer bueno prolongando en el segundo palo para que Jorge Molina, libre de marca, empujase a gol firmando la ansiada remontada.
La diana hizo reaccionar a Miguel Cardoso, que se la jugó con la entrada de Iago Aspas. Media hora para ‘el Mago de Moaña’, que se partió la cara contra todos. El internacional español es puro caviar, el que se presenta como remedio a los males que estrujan a este equipo, pero no hace milagros, al menos de momento. Mejoró ofensivamente el cuadro gallego con su presencia, con alguna que otra llegada, pero cuando más asentado se encontraba llegó el error definitorio de Rubén Blanco, que regaló el cuero a Jaime Mata ante su presión. El madrileño aceptó el obsequio y empujó a gol para asegurarse tres puntos que le dejan bien colocado en la pelea por Europa.
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