Estos dos vegetales bulbosos son ricos en compuestos fenólicos, flavonoides, y fitoquímicos muy interesantes como, por ejemplo, el azufre.
Las propiedades anticancerígenas del ajo son más altas que las de la cebolla. Esto se debe en especial a la arginina, a sus oligosacáridos y al selenio, elementos muy beneficiosos para la salud.
Los oncólogos nos indican que, a pesar de que los estudios epidemiológicos han sido muy diversos, la única conclusión objetiva que se ha podido obtener es que los ajos y cebollas pueden prevenir (no sanar) muchas enfermedades asociadas con el tracto gastrointestinal.
La quercetina presente en estos dos vegetales es uno de sus compuestos más interesantes. Se trata del bioflavonoide más poderoso para hacer frente a la aparición de células cancerosas.
A día de hoy se están realizando muchos experimentos clínicos para aislar este tipo de bioflavonoide y sintetizar medicamentos experimentales.
Los expertos nos indican que los ajos y cebollas son adecuados para actuar como protectores frente al cáncer, pero hemos de tener en cuenta también los estilos de vida de cada persona, sus características sociodemográficas y personales para poder evaluar su beneficio con más objetividad y seguridad.
Qué tipo de cebolla es la más adecuada y cómo debo consumirla?
La cebolla morada es el alimento que contiene más quercetina, el bioflavonoide antes citado que puede ayudarnos a prevenir distintos tipos de cáncer, en especial los asociados con el aparato digestivo.
Lo mejor es comerla en forma cruda, en pequeñas cantidades y acompañada por otros vegetales crudos, como por ejemplo, en ensalada con tomates, espinacas o pimientos rojos.
¿Cómo debo consumir los ajos?
Tal y como te indicamos en numerosas ocasiones en nuestro espacio, es muy adecuado tomar un diente de ajo crudo en ayunas acompañado por un vaso de agua. Es mucho mejor que una vitamina, y los resultados a largo plazo se notan.
Como curiosidad te diremos que para preservar sus propiedades cuando debas cocinarlo, es aconsejable partirlo o aplastarlo un poquito previamente, y dejarlo 5 minutos en reposo.
De esa forma salen al exterior la aliína y la quercetina para combinarse de forma más efectiva con la comida durante la cocción, aunque durante este proceso siempre perderemos muchos de sus beneficios.
No obstante, una dieta rica en bioflavonoides siempre será adecuada para cualquiera, pero debemos acompañarla con unos hábitos de vida saludables, donde se deje a un lado el tabaco y nos alimentemos de forma correcta.
¿Qué hacer si no digerimos bien el ajo y la cebolla?
Un hecho que debes tener en cuenta es que no todo el mundo puede comer ese ajo en ayunas o acompañar sus ensaladas con cebolla cruda.
¿Qué podemos hacer entonces?
Trocea la cebolla y déjala una hora en agua tibia, no caliente. De ese modo se irán las sustancias sulfúricas más irritantes.
En el caso del ajo, si los cocinamos perdemos en gran parte sus enzimas medicinales. Para beneficiarte de él es importante que lo comas crudo, así que intenta al menos consumir, al menos medio ajo crudo cada mañana.