Anteojos mágicos
Arnaldo viajó a Japón y se compró un par de anteojos de gran tecnología que hacía ver desnudas a todas las mujeres.
Arnaldo se pone los anteojos y empieza a ver desnudas a todas las mujeres... está encantado. Se pone los anteojos, desnudas, se quita los anteojos, vestidas
- ¡Qué maravilla!
Regresó a Bilbao, loco por mostrarle a su mujer la novedad. Cuando llega a la casa, inmediatamente se coloca los anteojos para ver desnuda a su mujer, María.
Abre la puerta y ve a María y a Joaquín, desnudos en el sofá.
Se quita los anteojos, desnudos, se pone los anteojos, desnudos. Se los quita... desnudos, se los pone... desnudos.
- ¡Vaya mierda de anteojos nada mas llegar a Bilbao se rompen!
Pintar el porche
En un lujoso barrio de Madrid, lleno de mansiones, un hombre de aspecto desaliñado llama a una de las casas.
La dueña de casa abre y él le dice:
- Yo ser inmigrante buscando trabajo. Por favor ¿podría
ayudarme?
La señora, que estaba entretenida tomando café con unas amigas, se compadece y le dice:
- Tengo algo que usted puede hacer: tome este bote de pintura verde y de la vuelta a la casa. En la parte trasera encontrará un porche que necesita pintura.
Tres horas más tarde el hombre regresa contento, esperando cobrar una buena propina, y le dice:
- Listo, ya terminé señora. Pero, yo inmigrante de Polonia, conocer bien autos europeos, ese no ser un Porsche sino un Mercedes.
La bata del hospital
Un tío va a un hospital a que le curen una uña que se le ha clavado en el dedo gordo del pie, y se cabrea cuando una enfermera se lo lleva a un vestidor y le dice que se ponga una bata del hospital.
-Pero esto es absurdo !Si es solo la uña!
-Ya, pero las normas del hospital...
-¡Pues me niego!
Y una voz desde el vestidor de al lado dice:
-Déjelo, si no le va a servir de nada; fíjese, yo llevo bata ya, y venía solo a leer el contador del gas. ¡Tengo miedo!