Anoche, en una discoteca de primer nivel, conquisté a una señora madura de 57 años.
Tenía buen aspecto y no estaba nada mal, era muy guapa, elegante, distinguida y sin querer, me encontré pensando que quizá tendría una hija preciosa de unos 30 años.
Tomamos unas copas más, nos hicimos algunas caricias fogosas y me preguntó si había tenido un “Doble Deportivo”.
- ¿Qué es eso? le pregunté.
- Es un trío con madre e hija, me contestó.
- ¡¡¡Le dije NO, muy excitado!!!
Tomamos unas copas más y me dijo que esta era mi noche de suerte y fuimos para su departamento (pensé para mis adentros si se me haría realidad lo de la hija preciosa que imaginé, ese sólo pensamiento me excitaba más).
Llegamos a su edificio, en un barrio muy elegante... Subimos en un ascensor directo a su departamento, luego entramos (se me aceleró el ritmo cardiaco imaginando al monumento de hija que tendría), se quitó los zapatos y los tiró sobre la alfombra.
Encendió la luz del vestíbulo, admiré la sala, era todo de muy buen gusto, la decoración, los muebles, la vista...
Empezó a desvestirse lentamente y luego gritó:
- Mamá, ¿todavía estás despierta?