Mateu Lahoz concede dos penaltis revisados gracias a la tecnología para que el equipo de Bordalás tome ventaja por la cuarta plaza.
Ha llegado la tecnología al fútbol español para solucionar muchos de los detalles que, en años anteriores, pasaban desapercibidos. No genera ninguna duda de que aún se necesita una profunda revisión para que sea óptimo, un consenso entre sus profesionales para perfeccionar a medio y largo plazo una herramienta que en el Coliseum Alfonso Pérez hizo bien el trabajo que se le presupone. Inmersos en la pelea por el último billete que conduce a disputar la Champions League, el VAR se alió con el Getafe, que se almorzó a todo un Sevilla (3-0) al que le gana el goalveraje particular gracias a dos penaltis validados por el videoarbitraje y a un doblete de Jorge Molina que coloca a la tropa de Bordalás como el cuarto mejor equipo de LaLiga, solo por detrás de los tres transatlánticos que son Barcelona, Atlético de Madrid y Real Madrid.
La exigencia que requiere la pelea por esta cuarta plaza ha generado un exceso de tensión que es mala compañera para la fase de la temporada en la que estamos entrando. Las piernas pesan, la fatiga se acumula y los miedos actúan de inconsciente freno. A la batalla en el Coliseum se presentó el Sevilla sin Pablo Sarabia, una baja sensible que condicionó el ataque y que Caparrós resolvió colocando a Franco Vázquez de enganche, aunque el que más damnificado llegó a la cita fue un Getafe sin laterales disponibles, con las sanciones de Olivera y de Damián Suárez que se sumaron a la lesión de gravedad de Antunes. Estos condicionantes no dejaron sentirse cómodo al conjunto azulón en el inicio, muy asimétrico durante la primera parte, en ocasiones defendiendo con defensa de tres centrales en la que Shibasaki ejercía como carrilero y en otras regresando al origen.
En lo que el equipo de José Bordalás, visiblemente molesto tras relacionársele con el banquillo sevillista durante toda la semana, intentaba meterse en el partido, el Sevilla disfrutó de dos ocasiones con las que dictar una sentencia que nunca pudo llegar. La primera la tuvo Franco Vázquez, estrellando su disparo contra el larguero, y posteriormente Ben Yedder, cuya media volea dejó una estética respuesta por parte de David Soria. Perdonó el equipo de Nervión, que se pegó un disparo en el pie cuando el ‘Mudo’ tocó con la mano un balón dentro del área. Mateu Lahoz, que se dio un homenaje mostrando seis amarillas en apenas un cuarto de hora, consultó el VAR para señalar un penalti que transformó Jaime Mata desde los once metros.
Andaba el Sevilla con un punto extra de desesperación, fruto del cúmulo de amonestaciones recibidas y del castigo recibido por el videoarbitraje. Un estado que se incrementaría antes de llegar al descanso, cuando los andaluces buscaban el gol del empate y el Getafe, mientras, resistía el asedio para preservar la ventaja que campeaba en el marcador. En otra acción aislada a balón parado, Sergio Escudero dejó a su equipo con uno menos por otras manos dentro del área que Mateu Lahoz castigó señalando el punto de penalti. Desde allí, Jorge Molina asumió esta vez la responsabilidad para engañar a Vaclik y acertar con el fondo de las mallas.
Le tocó remar a contracorriente al conjunto hispalense. Con todos los elementos en su contra, jugando con diez hombres y obligado a marcar dos goles para igualar la contienda, Joaquín Caparrós no quiso dar nada por perdido a falta de 45 minutos más por disputar. Por el contexto del momento, lograr empatar y sumar un punto no era visto con malos ojos, manteniendo la ventaja de puntos. Apostó por la entrada de Quincy Promes, para dar velocidad en fase ofensiva al equipo y meterle dinamismo a las posibles transiciones que llegasen. El retoque de Caparrós benefició la propuesta del Getafe, replegado en su campo para salir al contragolpe. La superioridad numérica le otorgó un escenario que castigar cuando su rival asumiese riesgos. Y atacó el lado sensible del Sevilla, el que dejó Escudero con una vía de escape que explorar. Por ahí profundizó Jaime Mata, llegando a línea de fondo para que Jorge Molina marcase el tercero.
Las fuerzas se igualaron a falta de un cuarto de hora para el final, más cuantitativamente que cualitativamente. Con el partido sentenciado por esos tres goles azulones, Mateu Lahoz visitó por tercera vez el monitor del VAR para valorar que la plancha de Djené a Jesús Navas en un balón dividido era merecedora de la roja directa. Jugó la recta final el Getafe en igualdad de condiciones de un Sevilla que claudicó al sur del Madrid, diluyéndose el efecto de un Caparrós que había logrado impulsar al equipo sumando 12 de los anteriores 15 puntos posibles.
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