Internet es capaz de mostrar dos realidades de España en un plazo de unos 20 años. En el caso del ADSL, hemos sido un país bastante ridículo con precios muy caros y un rendimiento muy por debajo de lo esperado, centrales saturadas y muchos problemas para los usuarios. La otra cara de la moneda la vivimos ahora con la fibra óptica, habiéndonos convertido en uno de los líderes a nivel europeo y el quinto país en el ranking mundial. Del ridículo del ADSL al paraíso de la fibra, así ha cambiado España en los últimos años.
España: del ridículo en el ADSL…
La tecnología ADSL, siglas para Asymmetric Digital Subscriber Line, hace uso del viejo cableado de par de cobre de la línea telefónica para llevar Internet a nuestros hogares. Existen muchos aspectos que complican su rendimiento, tales como la distancia de la central hasta la casa del abonado o el estado de la línea. Su implantación en España, allá por el principio de este siglo, sirvió para expandir Internet, pero también trajo muchos problemas.
España siempre ha tenido el ADSL más caro y lento de Europa. La baja calidad de las líneas de cobre, muchas de ellas con decenas de años a sus espaldas, junto con la tardanza en llegar de las ofertas, nos colocaron en una posición bastante lejana de nuestros principales rivales europeos y mundiales. En aquellos primeros años, 256 Kbps o 512 Kbps podían costar más de 40 euros al mes sin IVA.
Algo más tarde, comenzaron a llegar nuevos operadores con ofertas de 1 Mbps. Tuvimos que esperar bastante más para las polémicas ofertas de 20 Mbps, que en realidad omitieron durante bastante tiempo la palabra “hasta” para el cabreo de los usuarios. Esa mezcla de prácticas poco éticas, costes ocultos y rendimiento bajo, nos dejaron en una situación delicada.
… al éxito en la fibra óptica
Con toda esa historia a nuestras espaldas, pocos creían que podíamos darle la vuelta a la tortilla en unos pocos años. La “culpable” de todo se llamaba fibra óptica y los primeros planes generales para llevarla a buena parte del país empezaron a despegar. En el año 2005 se realizaron las primeras pruebas piloto por parte de Telefónica, ofreciendo en Pozuelo de Alarcón velocidades de 50 Mbps.
Más tarde se unieron otras como Orange y también había mucho movimiento de las cableras, con ONO a la cabeza. Aunque no desplegaban fibra óptica hasta el hogar, su apuesta por el HFC también ha resultado clave para cambiar el estado de las conexiones a Internet de nuestro país.
En el año 2008 se empezaron a comercializar las primeras ofertas de fibra óptica de Movistar, siendo la operadora más destacada en ese terreno. Durante los primeros años, su cuota de mercado se mantuvo por encima del 90%. La irrupción de Jazztel también resultó clave, ayudando a democratizar los precios y expandiendo el mercado hasta límites insospechados.
En pleno 2017 la situación es totalmente diferente a la que teníamos en el 2000 y los primeros años del ADSL. España tiene la red de fibra hasta el hogar (FTTH) más grande de Europa y la cobertura de los principales operadores se cuenta en millones de hogares (cifras de cobertura y despliegue de fibra actualizadas a septiembre de 2017).
Además, este año se ha producido un gran hito después de que las conexiones FTTH hayan superados a las conexiones ADSL activas por primera vez en la historia. Eso sucedió en el mes de julio con 5,7 millones de líneas de fibra por los 5,6 millones de ADSL contratadas en ese momento. En el periodo interanual comprendido entre julio de 2016 y julio de 2017, las líneas FTTH crecieron a un ritmo total de 1,6 millones de hogares.
¿Y eso en que se traduce? Pues que hemos pasado de ser un pésimo ejemplo de digitalización y telecomunicaciones en Europa a ser uno de los países más destacados del mundo. Según una estadística creada en diciembre de 2016, 10,7 de cada 100 personas ya tienen conexión de fibra óptica en España. Solo nos superan Noruega, Suecia, Japón y Corea del Sur.
Finalmente, sabemos que esto es algo que no termina aquí y los planes para los próximos años son igual o más optimistas. Sin ir más lejos, sabemos que Movistar quiere tener 25 millones de hogares cableados con fibra óptica en 2020, lo que supone llevar fibra óptica a todas las localidades de más de 1000 habitantes.
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